El abuelo ya no puede caminar, y siempre se le compra lo que necesita, no obstante, siente la necesidad de tener dinero en sus manos. En la casa optamos por ya no darle, debido a su avanzada edad, luego no recuerda donde lo puso, o lo bota en algún lugar (nunca lo gasta). En un momento, me pidió dinero para "comprar varias cosas" (lo cual nunca ocurrirá, porque ni siquiera puede salir de casa sin ayuda), y era muy insistente, como que lo necesitaba con urgencia. Entonces, recordé un billete de $20 falso que me pasaron una vez, y lo tenía guardado aún, se lo di y se quedó tranquilo, como un niño cuando le dan una golosina, a renglón seguido lo guardó, y ya no mencionó las cosas que iba a comprar. Actualmente el billete ya está desaparecido, pero no ha pedido más.
A veces, muchos de nosotros somos así, requerimos ciertas cosas con una "urgencia", que no la es. Y es solamente el deseo de posesión, lo que nos deja tranquilos. Podemos tener amores falsos, o amigos falsos, pero para muchos, es mejor tener algo falso, a no tenerlo. Cuando no conocemos lo que es verdadero, se nos hace más fácil tomar lo falso como real, o cuando nuestro tacto o vista emocional están algo desgastados no los distinguimos. Es como un efecto placebo, esa seguridad de tener produce un efecto parecido a la felicidad, pero en el fondo no lo es. Nos deja una falsa sensación de estar satisfechos, aunque sigamos vacíos.
En estas fiestas, muchas personas optan por tener algo falso... preferible tener ese lazo endeble e hipócrita, a no tener nada. Por eso también mucha gente ofrece obsequios, es una manera de tratar de compensar el cariño que faltó, el tiempo que no dieron, las veces que no se dijo "perdón"... mientras más caro el placebo, tal vez pueda sustituir al amor piensan muchos, pero no es así. Disfrutemos el día de hoy sin falsedades, no basta con tener, se requiere que lo que tengamos sea verdadero... y también lo que demos, porque no podemos esperar recibir, aquello que no damos. Busquemos y demos el amor original, aquél que es emitido por el banco central del amor, y no ése que ha inventado una u otra persona para engañar, sacar provecho, y estafar... ese que lo encontramos en cualquier lado, pero no vale nada
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