La leyenda de un ave que se dejaba quemar cada 500 años para resurgir renovada (el fénix), no fue la primera de ellas. Una más antigua habla del Bennu en Egipto, que también era un ave, en quién probablemente esté basada la leyenda griega. Hay muchas especies animales, como el águila, que llegan a envejecer, pero en algún momento se rejuvenecen, por una sola vez. También las medusas de la especie Turritopsis nutricola, rejuvenecen un número ilimitado de veces, siendo potencialmente inmortales. La medicina hace grandes avances, para que las personas puedan recuperar la juventud de su cuerpo, a base de tratamientos traumáticos, como las cirugías... parece ser que el proceso de rejuvenecimiento, está íntegramente relacionado con el dolor. Después de todo, morir quemado, es una de las formas más dolorosas de expirar, y sin embargo, si no era quemado el fénix, o bennu, no podía volver a nacer.
Las circunstancias más duras, son una oportunidad para resurgir de las cenizas; no debemos quedarnos en ellas, siempre vendrán esas situaciones que como un fuego devorarán nuestras ilusiones, y sentiremos como mueren nuestros sueños; vamos a asfixiarnos con la tristeza que derive de ello; no obstante, hay que salir renovado, victorioso.
Hay muchas cosas que a veces deben morir en nuestro interior, pero no morirán por métodos sencillos, hay cosas que literalmente, se llevan una parte de nosotros, pero ¿Qué hay de eso? Si rejuvenecemos nuestra cabeza, nuestros ideales, pronto viviremos otra vida. Claro, suena hasta romántico si decimos que un ave como el fénix resurge de sus cenizas, pero si vamos a lo anterior, que tiene que morir quemada, ya no suena tan bonito... así nos toca, nadie quiere saber de la transformación, solo se quieren ver los resultados, pero es ese proceso doloroso, el que nos hace resurgir de las cenizas....
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