Un pequeño ser, se ha vuelto un azote en varias partes de japón: El avispón asiático gigante. Este insecto, que llega a medir hasta 5 cm de largo, ataca al llegar la primavera, cuando su reina se despierta, y da comienzo a un imperio de avispones hambrientos, que se comen todo insecto que se encuentre a su paso. Muchas poblaciones japonesas viven de la apicultura, donde producen la miel para vender; los avispones atacan a las abejas domésticas, las matan, y les roban su miel, sus larvas, absolutamente todo, causando muchos perjuicios económicos. Además son tan fuertes, que 30 avispones pueden matar 30 mil abejas en 3 horas. Con su apetito voraz, y su forma de multiplicarse, parece que nada puede detener a este hambriento imperio. Parecen invencibles hasta para el hombre.
Pero llega el invierno, y poco a poco los avispones van muriendo, también la reina muere de hambre. El imperio ha llegado a su fin, al menos por el momento. Se acaba la expansión, y la conquista, que si no hubiera este cambio climático, se expandiría infinitamente... pero ahí acaba este reino. Lo que el hombre no puede hacer, lo hace la naturaleza.
Muchas situaciones se ven caóticas a nuestro alrededor, a veces tenemos un panorama desalentador, pareciera que nada puede detener las cosas malas... y de pronto brilla una luz de esperanza. Por eso se dice con mucha sabiduría "No hay mal que dure cien años". A toda racha negativa, le llega su fin de ciclo, viene un momento en que podemos respirar, y volver a sonreir. Por eso no debemos rendirnos, todavía no, el sol puede salir ahora, un minuto más adelante, cinco... hay que resistir. En la naturaleza, todos los seres vivos lo saben: Hay que sobrevivir, hay que salir cada día al mundo, hay que hacer algo por la vida. Si estás pasando una situación triste o caótica, solamente dale tiempo al tiempo... Ya vendrá el cambio de estación, se acabará el reino de terror y habrá un nuevo cambio en el paisaje
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