sábado, 25 de enero de 2014

Las heridas que nos provocamos

La mayor parte del tiempo deseamos hacer las cosas, de la mejor manera posible, al menos cuando los resultados son favorable a nosotros. Sin embargo, muchas veces extraviamos el camino, hay cosas sobre las que creemos tener el control, pero lo que desconocemos es que ellas nos controlan a nosotros. En otras ocasiones, solo contenemos un poco su verdadero poder, como si intentásemos domesticar un cocodrilo, y en un momento determinado, se vienen contra nosotros, y nos hieren, incluso nos devoran, incontables son las heridas que hasta ahora nosotros mismos nos provocamos.
Hay personas que nos advierten de acuerdo a su experiencia, que cierta persona, o equis cosa que emprendemos, es una pérdida de tiempo. Sí, no debemos escuchar a todas las personas que nos dicen "no puedes", pero entre todas ellas, hay un grupo reducido que intuitivamente nos advierte de un resultado adverso, o nos advierten sobre la manera de hacer algo, pero no los escuchamos. Cuántas lágrimas ciertamente ahorraríamos, y perderíamos menos segundos en la vida si escucháramos a esas personas que nos aman sinceramente, sin egoísmos... De todos modos aquí estamos, vivos, es una experiencia que nos ayudó a crecer, y a darnos cuenta de quienes nos quieren aconsejar de la mejor manera, y que quieren el bien para nosotros.
Esas heridas que nos provocamos, muchas veces son innecesarias, son males que se pueden prevenir, así como las vacunas previenen el sarampión y la polio, de todos modos, ciertas ocasiones preferimos padecer la enfermedad. Hay personas que andan por la vida con menos tropiezos que otras; de cualquier modo, ya la vida tiene mucha tristeza y sufrimiento, creo que sería menos amarga, si dejáramos de causarnos heridas nosotros mismos. Vivamos nuestra vida positivamente, amando, dejándonos amar, pero previniendo las cosas que pudieran llegar a quitarnos la paz, el tiempo, y la alegría. Saludos a todos

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