Respecto a mi post anterior, déjenme contarles una experiencia personal: Bueno, cuando eramos adolescentes, tenía muchos compañeros a quienes le enseñaba. Era el primero de la clase, pero no quería quedarme solo yo conociendo el significado, me gustaba compartir con los demás lo que sabía, me tomaba el tiempo de aún enseñarles en casa cuando eran los exámenes: Pasaron los años y me dejé de ver con casi todos hasta que me buscó uno de ellos, que le había ido bien económicamente con la rama del transporte, mi amigo Omar.
Sucede que decidí abrirme un negocio al fin, me quedé estancado muchos años con lo de mi accidente; sin embargo poco a poco junté un capital, y abrí el local. Ya estando acá los gastos resultaron mayores a los esperados. Necesitaba un préstamo o tendría que irme, y perdería el capital. Nadie me daba crédito, no había trabajado en años en un empleo formal, no tenía historia de crédito, parecía algo imposible, aunque la cantidad no era tan grande. Se me ocurrió decirle a él, y vino a los dos días, me dio el dinero. Yo le prometí que le pagaría el próximo mes, que necesitaba estabilidad en el negocio para pagarle... él me dijo: ¡Cómo me dices eso? Ya todo quedó pagado hace 15 años... Bueno, mis ojos se me pusieron llorosos, pero le agradecí sin ponerme muy sentimental jeje ya saben.
Entonces, ese es un buen ejemplo del video de la semana anterior: Manos que dan, son manos que reciben, y no digas que no puedes dar nada. Yo era muy muy pobre de chico, pero tenía algo para dar.
Y respecto al post de hoy, quiero escribir de algo interesante: Los "gurús" que buscamos. Muchas ocasiones en la vida necesitamos quien nos muestre el norte, no obstante ¿no les ha pasado que, cuando han buscado esa "asesoría", los han criticado, los han azotado, es más los hicieron pedazos?
¿Quién puede ser un guía moral, o espiritual en posición de juzgar? Todos tropezamos, andamos como ciegos, como caminando en una habitación a obscuras. Hay quienes ya conocen mejor que otros la habitación, y a pesar de eso no evitan tropezar el dedo chiquito con un banco. La mayoría queremos hacer las cosas bien, aunque no siempre salgan como las queremos... Ese dedo acusador, se convierte también cientos de veces en acosador. No lo merecemos todo el tiempo. Hay personas que solamente te juzgan, te critican, te comparan... y eso no es lo que necesitas para crecer, aléjate de ese tipo de personas que son solo como árboles con muchas hojas, opacando el crecimiento de otros. No dejes que nadie te haga pedazos, no necesitas eso para cambiar.
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