Como seres humanos, cada vez tendemos a levantar paredes, a hacer cercas entre nosotros, construimos muros y nos aislamos todo el tiempo... Preferimos optar por la distancia, seamos ricos, pobres, de cierta raza, o de otra, ponemos límites contra ciertos grupos de personas, nosotros que somos campeones en prejuicios, nosotros que somos los mejores en calificar a las personas que no conocemos.
Y ahí estamos, junto a aquella persona en un lugar público, tratando de levantar una muralla, prejuzgándolo, sin atrever a decirle una palabra: Para que no me mire, para que no me hable... para no sentir que está cerca de mí.
Todos levantamos paredes en la vida, hay muchos que la construyen muy altas, torres y fortalezas donde solamente ciertos familiares y conocidos pueden acceder. Por eso mi admiración va para los que hacen puentes. Para los que unen dos extremos diferentes, e incluso a veces opuestos (como siempre los habrá en este mundo). Necesitamos más puentes, más mediadores, necesitamos unir a las personas en vez de continuarnos separando, y destruyendo; en lugar de seguir ignorando como vive tu vecino del otro lado de esa inmensa pared. ¡Ojalá hubiese más solidaridad, más simpatía, más amistad.... qué distinto sería el mundo!
Recuerdo que en muchas ocasiones lo habré pensado 2 veces, para conversar con alguien que estaba al lado. Y entonces tendí mi puente, invité a esa persona a pasar, y la gran mayoría del tiempo me fue muy bien con los desconocidos. Quizás la persona de al lado esté con una circunstancia que se le está quemando, o se le está cayendo encima... y necesite un puente para pasar de tu lado y descansar un poco.
Es un mundo lleno de abismos, de montañas, de ríos y mucho más. De no hacer puentes, nunca sabrás que hay más allá de tu nariz, atrévete a cruzar al otro lado.
Y sobre todo, en esta semana no te olvides de tenderle un puente al amigo más importante: Jesús, y de tender puentes por doquier... Alguno de esos puentes pueden salvar a una persona.
AVISO IMPORTANTE: Este post, es una republicación del original que estaba en mi viejo blog http://ojosdeaguila.blog.com.es al cual ya no puedo entrar, pero que lo recuerdo con cariño.
Y ahí estamos, junto a aquella persona en un lugar público, tratando de levantar una muralla, prejuzgándolo, sin atrever a decirle una palabra: Para que no me mire, para que no me hable... para no sentir que está cerca de mí.
Todos levantamos paredes en la vida, hay muchos que la construyen muy altas, torres y fortalezas donde solamente ciertos familiares y conocidos pueden acceder. Por eso mi admiración va para los que hacen puentes. Para los que unen dos extremos diferentes, e incluso a veces opuestos (como siempre los habrá en este mundo). Necesitamos más puentes, más mediadores, necesitamos unir a las personas en vez de continuarnos separando, y destruyendo; en lugar de seguir ignorando como vive tu vecino del otro lado de esa inmensa pared. ¡Ojalá hubiese más solidaridad, más simpatía, más amistad.... qué distinto sería el mundo!
Recuerdo que en muchas ocasiones lo habré pensado 2 veces, para conversar con alguien que estaba al lado. Y entonces tendí mi puente, invité a esa persona a pasar, y la gran mayoría del tiempo me fue muy bien con los desconocidos. Quizás la persona de al lado esté con una circunstancia que se le está quemando, o se le está cayendo encima... y necesite un puente para pasar de tu lado y descansar un poco.
Es un mundo lleno de abismos, de montañas, de ríos y mucho más. De no hacer puentes, nunca sabrás que hay más allá de tu nariz, atrévete a cruzar al otro lado.
Y sobre todo, en esta semana no te olvides de tenderle un puente al amigo más importante: Jesús, y de tender puentes por doquier... Alguno de esos puentes pueden salvar a una persona.
AVISO IMPORTANTE: Este post, es una republicación del original que estaba en mi viejo blog http://ojosdeaguila.blog.com.es al cual ya no puedo entrar, pero que lo recuerdo con cariño.
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