Sonreir desde adentro, es una actividad complicada; es un ejercicio que requiere práctica. No todos pueden exprimir cada gota de placer en un minuto determinado, es mejor sacar una parte y dejar la otra... Quise decir, no mejor, más habitual.
La felicidad está incluso en esas pequeñas cosas, es esa minúscula laminita de oro, que está incrustada en esa roca que se ha extraído luego de mucho tiempo de trabajo. Con las manos adoloridas, con los músculos que ya no responden igual, con la cara sucia, con el sudor que empapa la ropa. La felicidad son esas monedas que se recogen de la venta, luego de estar pescando bajo el ardiente sol marino. La felicidad absoluta, es esa sensación que tienen las palomas cuando encuentran un alma generosa, que reparte algo que se compra con aquello que ellas no tienen: dinero.
Es esa comida que me gusta, con la gente que amo, aunque no esté en el lugar que quiero... ésa es la felicidad. No espero a que suceda nada más, saboreo lo que tengo, lo disfruto; en este mundo imperfecto gozo esas gotitas de alegría que caen cada momento. Amo la vida, aunque a veces esté más llena de dudas que de certezas; amo las risas de los que amo, hacer que se rían, sentir que disfrutan tanto como yo de esta vida breve, con sus instantes de fantasía.
La felicidad es como ese gol que se grita en un partido, es un momento muy corto, que puede llenar tu día... de acuerdo a como lo tomes, de acuerdo a cuánto ames la vida.
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